Beneficios de la carne
Empezamos por lo más básico: las proteínas. Nuestro organismo las necesita diariamente para aumentar y conservar la masa muscular, así como para mantener los huesos en condiciones normales. Las proteínas deben estar presentes en nuestra dieta todos los días, ya que el cuerpo no las almacena del mismo modo que acumula grasas o carbohidratos. Aunque depende de muchos factores, la cantidad diaria recomendada es de 0,8 gramos por kilogramo de peso. Es decir, una persona que pesa 80 kg, debe tomar una media 64 gramos de proteínas diarios. La carne contiene proteínas de alto valor biológico, es decir, que incluyen todos los aminoácidos que el cuerpo no puede generar por sí mismo. El porcentaje de este macronutriente en la carne puede variar según la procedencia (animal) y el corte, pero en general las carnes de cerdo ibérico o de capa blanca, ternera, cordero, pollo, pavo o conejo aportan entre un 20% y un 25% de proteínas.
Otro de los grandes beneficios protagonistas en el consumo de carne se basa en su aporte de vitamina B12. aunque conviene recordar que esta vitamina es fundamental para la formación de los glóbulos rojos y, para el correcto funcionamiento de sistemas tan importantes como el inmunitario. Una ingesta adecuada de vitamina B12, nos ayudará también a una adecuada actividad del sistema nervioso y a disminuir el cansancio y la fatiga.
Entre las ventajas que nos aporta la carne, no podemos pasar por alto su incidencia en el sistema inmunológico. La aportación de zinc por parte de los productos cárnicos favorece el funcionamiento adecuado del sistema de defensa del cuerpo. El zinc, participa en la división de las células y en el metabolismo normal de los carbohidratos y de los ácidos grasos.
Aunque son innumerables los beneficios que podemos alcanzar con el consumo de carne, en último lugar, queremos dar un espacio a minerales como el fósforo y el hierro. El primero, contribuye al mantenimiento de huesos y dientes en condiciones normales, y el segundo, contribuye a la formación normal de glóbulos rojos y de hemoglobina y ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga. Estos minerales los podemos encontrar en numerosos cortes de carne, que por su composición son ricos en fósforo y en hierro.
Todas estas ventajas contribuyen a la inclusión de la carne como pieza fundamental de una dieta equilibrada, que en sus cantidades óptimas aporta un beneficio incomparable a nuestra salud.
“Es recomendable que el consumo de carnes rojas sea entre dos a tres veces por semana. Lo ideal es elegir carnes bajas en grasas. Otras alternativas saludables y ricas son el pollo e, incluso, los pescados, que son alimentos con bajo aporte de grasa. Para la celebración de Fiestas Patrias, es importante moderar la ingesta de carnes con mayor contenido calórico, y preferir ensaladas de hoja verde, reemplazándolas idealmente por choclo, habas, papas o arroz”, enfatiza Jessica Liberona. Por otro lado, la especialista recomienda evitar los embutidos, ya que además de tener un porcentaje considerable de grasas saturadas, también se caracterizan por su alto aporte en sodio.
“Una alta ingesta de alimentos con estas características eleva los niveles de colesterol, produciendo incluso enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, es fundamental tener una alimentación equilibrada y priorizar productos con menos grasas, que pueden ser igual de sabrosos”
Ante la constante pregunta sobre si consumir carne o proteína de origen animal es bueno o no para la salud, organismos nacionales e internacionales han entrado en controversia sin dar una respuesta definitiva a esta interrogante. Pero, ¿en realidad es tan mala la carne como la pintan?
La carne es la fuente de proteína por excelencia, por ello forma parte indiscutible de una dieta saludable y equilibrada recomendada en múltiples guías alimentarias mundiales gracias a los aportes nutrimentales que le brinda al cuerpo humano especialmente durante los periodos de crecimiento.
La carne está compuesta principalmente por proteínas, que contienen todos los aminoácidos esenciales y que forman el componente estructural de nuestros músculos y otros tejidos del cuerpo. Además, proporciona vitaminas y minerales que ayudan a nuestro cuerpo a crecer, desarrollarse y funcionar adecuadamente.
Es evidente que en cuanto a alimentación se refiere, resulta indispensable informarse con profesionales de la salud que brinden una guía apropiada para tomar decisiones conscientes y acertadas sobre los alimentos que incluiremos o excluiremos de nuestra dieta y la de nuestra familia. Y no dejarse llevar por modas, personas no calificadas o noticias amarillistas sin antes asegurarnos de la veracidad o confiabilidad de las mismas.
¿Qué es la carne roja?
¿Fácil no? Todas las carnes que tienen un color rojo o rosado cuando están crudas. Incluye alimentos que comemos a diario como el lomo de cerdo, el solomillo, las hamburguesas o el entrecot.
¿Qué diferencia hay entre la carne roja y la blanca?
Las carnes blancas provienen de algunas aves, el conejo y el pescado. En el caso de la roja, se dice que es toda carne proveniente de mamíferos ( con un par de excepciones).
Si hablamos de propiedades, la carne roja tiene más hierro que la blanca, pero aporta menos proteínas que la segunda.
Además, la carne blanca es menos jugosa, pero tiene menos grasas saturadas, por lo que se digiere mejor.
Las dos aportan beneficios diferentes y deben tener su sitio dentro de una dieta equilibrada.
Beneficios de la carne roja
Es un alimento muy rico en proteínas, en hierro y en vitaminas B, que ayudan al sistema nervioso y mejoran las funciones metabólicas y celulares. Además, ofrece grandes beneficios a determinados grupos de población:
- Deportistas: les ayuda a rendir más y mejor.
- Embarazadas: reduce la anemia e impulsa el desarrollo del bebé.
- Niños/as: que no digieren bien otras fuentes de proteínas.
Tipos de carne roja
Llegados a este punto, seguro que quieres saber de donde proviene la carne roja.
- Carne de ternera: es una carne muy rica en proteínas y minerales como el potasio, calcio, magnesio, hierro y zinc, por lo que es ideal para personas con anemia. Además ,es una de las que más fácilmente digieren las personas.
- Carne de vaca: es rica en proteínas de alta calidad y de minerales esenciales como el hierro y el zinc. También destaca su buen aporte de vitaminas, sobre todo del grupo B12.
- Carne de cerdo: cuidado porque es carne blanca cuando se tiene en cuenta la parte del canal (por ejemplo el lomo de cerdo). Su aporte nutricional depende del corte que se le haga, pero en general contiene zinc, fósforo, omega 3, potasio y vitaminas B1, B3, B6 y B12. Además, ofrece ácidos grasos poliinsaturados que protegen el corazón.
- Carne de toro: aporta vitaminas B6, B3 y B12, además de fósforo, selenio y hierro.
- Carne de buey: posee gran cantidad de sales minerales, como el potasio, fósforo o magnesio y es muy rica en vitamina B12. Además ,es mucho más sabrosa que la de vaca, con un sabor potente y meloso.
- Carne de caballo: es más dulce, tierna y baja en grasas que el resto. No es habitual consumirla en nuestro país, pero está especialmente recomendada si padeces anemia o tienes el sistema inmune deprimido.
- Carne de pato y ganso: estas carnes aportan gran cantidad de proteínas de buena calidad, vitaminas del grupo B, zinc, fósforo y aminoácidos esenciales. Además, si quieres reducir la grasa, con quitarles la piel basta.
- Carne de cabra: esta carne tiene menos grasa que el resto y es considerada magra. Contiene vitaminas B3, K, B9, B12, yodo, zinc, selenio y potasio.
- Carne de cordero: cuidado porque cuando es un animal joven, cordero lechal o ternasco, se considera carne blanca. Es de las más nutritivas y contiene gran cantidad de L- carnosina , ácidos grasos Omega-3, hierro, selenio y vitaminas B1, B6 y B12.
Cantidad de carne roja recomendada a la semana
Es una de las preguntas que más nos hace la gente. Lo recomendable es 4-5 veces al mes por lo que 1-2 veces a la semana está bien.
¿Cómo cocinar carne roja?
Lo primero de todo es comprobar que la carne está en buen estado (puedes aprender a hacerlo con nuestro post . Antes de cocinar las piezas déjalas fuera de la nevera para que cojan temperatura ambiente y no se hagan más pequeñas cuando las pongas en la sartén, horno…
Ahora pregúntate, ¿qué tipo de cocinado le vas a dar? Depende de la respuesta:
- Carne a la plancha o la brasa: elige mejor piezas de lomo, entrecot o solomillo. Sella la carne durante 30 segundos por cada lado y cocínala durante un minuto y medio más si la quieres poco hecha o 3 minutos si la quieres bien hecha.
- Carne al horno: compra piezas como el redondo. Precalienta el horno a 200º y deja la pieza durante 15 minutos a esa temperatura para que se selle. Luego baja a 180º hasta el final del cocinado.
- Carne para guisar: Morcillo o aleta. La cocción debe ser lenta y a fuego medio-bajo. Si no tienes el tiempo que se necesita para hacerlo (unas dos horas) mejor utiliza una olla a presión.